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DE LOS CUATRO INCONMENSURABLES A LOS 12 FACTORES DE LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL

Dr. José de Jesús Mora O

Tal y como si fueran pilares de una robusta estructura, los cuatro inconmensurables o estados ilimitados que nos ofrece la tradición Budista: amor, compasión, alegría y ecuanimidad, soportan a la condición humana en la manifestación de sus interrelaciones.

 

La asimilación de estos cuatro pilares como condiciones permanentes de manifestación en las relaciones de las personas nos conduce a efectos que impactan positivamente todo lo que irradia la interacción.

 

Una cordialidad genuina, sin aderezos egoicos aporta un aura de entendimiento mediante la cual, de forma espontánea me permite poner a disposición de la interacción lo que el otro u otros requieran, sin asumir pérdidas y sin tomar ventajas, impregnados de un ámbito de gozo extremo integral donde la emoción se alinea al espíritu, donde la serenidad mantiene la armonía de los seres participante.

 

A partir de estos cuatro pilares podemos trazar una cartografía interna que toque estas cuatro ventanas y se convierta en una red mayor de cualidades o factores, los cuales, en su conjunto, podrán llegar a potenciar la manifestación humana a niveles de iluminación. Es entonces que a los cuatro inconmensurables, le agravamos los factores de amabilidad, atención plena, aceptación,  discernimiento, desapego, felicidad, gratitud, simplicidad y optimismo, los cuales cuidamos como hijos predilectos de nuestra propia naturaleza para completar el mandala geométrico de los 12 doce factores de la Inteligencia Espiritual, las cuales también se denominan capacidades transpersonales.

 

Estas capacidades se manifiestan para permitirnos la integración de la experiencia desde todos los cuerpos y sobre todos los vectores, permitiendo que nos experimentamos como seres humanos integrados en mente, cuerpo y espíritu, habilitados para las experiencias de la iluminación y con ello, de la felicidad.

 

A estas cualidades o capacidades transpersonales les denominamos “factores de la inteligencia espiritual” (IES) y son las siguientes mostradas en su formato de mandala.





La cualidad esencial de cada uno de los factores, es su nivel de resonancias de unos con otros, de tal forma que, el cultivo individual de cada uno, sin duda influye en el desarrollo de los demás, por ello su representación en una geometría de interacción y redundancia. El efecto de su desarrollo implica el conducirnos a nuestra plenitud y felicidad. Su cultivo se relaciona con el desarrollo integral de ser, un trabajo de re-conexión con nuestra esencia. Abrevar de la fuente de donde proviene todo cuanto existe.